LA TÍA FIDENCIA Y SUS 94 AÑOS
Debo considerarme afortunado por el hecho, de que ante la muerte de mi madre, me quedara a vivir en casa de mi bisabuela materna con quien vivía desde que yo tenía un año de edad a causa de la separación de mis padres. En esa casa me brindaron mucho cariño y me convirtieron en el engreído de la casa.
La muerte de mi madre se produjo cuando yo tenía siete años y ante este triste acontecimiento quien más se sintió con la obligación de velar por mí fue la hermana de mi madre, la tía Fidencia Sanginés Morán. En aquella época ella tenía 31 años de edad y estaba soltera, estado que conservó toda su vida, quizás para dedicarse a mí.
Hoy, en estos momentos, me siento doblemente afortunado por el hecho de que con sus noventaicuatro años, cumplidos el 16 de noviembre pasado, todavía la tengo a mi lado llenándome de cariño y afecto.
La tía Fidencia nació en el año 1920 y también, ante la muerte de su mamá (mi abuela Asución Morán Zapata) fue criada por mi bisabuela María Zapata Salcedo. Hay momentos que siento tristeza al sentirme culpable que no se haya casado y pienso que no lo hizo por entregarse a mi cuidado.
Yo crecí rodeado de mujeres que eran, mi bisabuela, la tía Jobita, la tía Petito y la tía Fidencia. La presencia de un hermano de mi madre, (Antero Sanginés Morán) fue la figura paterna de quien me apropié y hasta hoy le llamo papá.
Tía Fidencia que da origen a esta nota y que quiero compartir con mis amigos por la alegría y orgullo de tenerla conmigo, ha llegado a los 94 años con una lucidez extraordinaria y religiosamente se lee (sin lentes) dos diarios, lo que la mantiene bien informada y capaz de discutir de política con quien se le ponga por delante.
La presencia de ella en casa hace que los niños de la familia y vecinos la visiten dado que es muy cariñosa. Cuando necesito de algún dato para escribir mis artículos recurro a ella confiado en su capacidad de memoria, logrando que no me defraude. Es una gran ayuda en ese sentido.
Ella aún me considera un niño y su preocupación por mi es extrema y tengo que respetar lo que ella quiere, como llegar a comer a la hora adecuada, darle explicaciones cuando me invitan a algún evento. Para su tranquilidad tengo que estar en casa a las 10 de la noche. Pasada esa hora es capaz de mandarme a buscar.
Pero con todo, ella es muy linda y en realidad me hace sentir un niño por sus recomendaciones y por sus abrazos y su afecto que me brinda.
El día de su cumpleaños, la prima Marita Sanginés que vive en Negritos (Talara) organizó un almuerzo y estuvieron presentes en La Huaca y se vivió una bonita velada. El más alegre era “mi papá Antero”, al estar junto a su hermana. Él también es una persona con un gran caudal de años por lo que se están preparando para hacer una fiesta a todo dar para el día 3 de enero, fecha que estará cumpliendo 90 años.
La Huaca, 15 de diciembre del 2014.
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