miércoles, 5 de agosto de 2015

EL CUENTO DEL MES (AGOSTO 2015) : "HUYENDO DEL PASADO"


HUYENDO DEL PASADO

Una cortina de amarillento polvo le quitaba nitidez al escenario, donde, de una carreta, se descargaban maletas, cajas y algunos muebles.  Mientras los hombres introducían los bultos a la casa, la mujer que había llegado con ellos y con dos mujeres más, los contemplaba protegiéndose el rostro con un chal que el viento amenazaba arrancarle.
De esta manera se registraba la llegada de Mariana Sánchez (posteriormente conocida como Marianita) al puerto de la Buena Esperanza.  Venía cansada de tanto viajar y agobiada por la pena producida por la muerte del hombre a quien tanto había amado y que a su lado había combatido a favor de la causa independentista americana.  Llegaba a refugiarse en este lejano pueblo imponiéndose un auto exilio para vivir en soledad, buscando olvidar las traiciones e ingratitudes que había sufrido.
En cuestión de minutos los vecinos se agolparon en la vivienda, la que desde aquel día del año 1835 se convirtió en la morada de aquella extraña dama que irradiaba majestuosidad.
Como en todo pueblo pequeño, la presencia de aquellas mujeres generó curiosidad y especulaciones.  La gente se acercaba a ellas tratando de sonsacarles sobre su origen y el motivo de su llegada.  Marianita, sincera como era, les contestaba que venía huyendo de la envidia, de la mentira y de la traición.  A pesar de que podía jactarse de su heroísmo puesto de manifiesto al lado de su amante, un soldado de la libertad, jamás entró en detalles.  Inteligentemente revertía la situación y de interrogada pasaba a ser interrogadora; y de esa forma se enteraba de la idiosincrasia de la gente de esta parte de América.
Las visitas de muchos importantes personajes que Marianita recibía delataron lo que verdaderamente era aquella mujer, y esto generó el respeto y admiración de los pobladores que se sintieron honrados con su amistad.  Su belleza y gracia, sumados a sus cuarenta años, la hicieron el blanco de atenciones y galanterías de muchos caballeros que pusieron a sus pies su amor y su protección, lo que rechazaba con gentileza.  Ella estaba convencida de que ningún hombre en el mundo podría llenar el vació que la muerte de su amado había dejado en su alma, en su corazón, en su vida.  Para cubrir esa ausencia pasaba mucho tiempo leyendo las cartas que de su gran amor guardaba.
En la vida política y de miliciana, Marianita se había hecho acreedora de muchas condecoraciones y nombramientos que le significaban un ingreso económico, pero sus enemigos políticos se encargaron de bloquear estos beneficios, por lo que sus recursos económicos con los que había llegado al puerto empezaron a esfumarse, obligándola a recurrir a sus habilidades de repostería y de manualidades aprendidas en su infancia.  El tejido, el bordado, la elaboración de confites, tortas y mazapanes fueron los recursos que le solucionaron su diario sustento.  De pronto se vio bordando y tejiendo por encargo de familias adineradas, y sus hermosos trabajos se exhibieron dentro y fuera del ámbito porteño.  A  más de esta actividad convirtió su casa en una tienda donde se ofrecía cigarrillos, fósforos y otros menesteres.
De esta manera pasó casi los veintiún años que vivió en este apacible pueblo, hasta que en 1856 se desató una peste que día a día iba diezmando a la población y de la que fueron víctimas sus fieles sirvientas.  Con su soledad, con sus sesenta años de edad y con una vieja dolencia en la cadera, producto de una caída, su ánimo no podría ser de lo mejor.  La ausencia de sus queridas sirvientas y la peste que enloquecía a los pobladores le pusieron la voluntad por los suelos y los nervios empezaron a hacer mella en su buen juicio.  Se daba cuenta de lo grave de la situación, y el hecho de haber atendido a sus sirvientas que habían muerto prácticamente en sus brazos, la convertían en una apestada ante la comisión sanitaria, la que seguramente no tardaría en quemar sus bienes y a ella la trasladarían al lazareto que funcionaba a la afueras del pueblo.
Antes de que aquello sucediera, un día esperó que llegara la medianoche, se vistió con su mejor traje y tomó el camino del zanjón, que a esa hora se encontraba sumido en la oscuridad.  A lo lejos, la luz de los faroles agonizaba proyectando una débil penumbra y los perros aullaban a su paso.  Para llegar a la playa tenía que atravesar cinco calles y mientras lo hacía fueron desfilando por su mente pasajes de su vida, especialmente los vividos al lado del hombre a quien tanto amó.  Recordaba el momento en que lo conoció cuando de manera triunfante éste llegó a su añorado pueblo, luego cuando se enamoraron en aquel baile de gala que se organizó para reconocerle su condición de héroe.  Revivía la emoción de su entrega en cuerpo y alma para gozar ambos de las pasiones que les dictaba la naturaleza.  Recordaba cómo, sorprendidos en la cama, ella semidesnuda y con espada en mano, hacía frente a los traidores que trataban de matar a su hombre.
El ruido de las olas la despertó de su ensueño y fue el momento en que con escondida energía subió al muelle y cuidadosamente bajó hasta un bote, lo desató y bogó hacia alta mar.  Calculó que ya estaba muy lejos porque las luces de los faroles eran imperceptibles.  Sus pies tropezaron con unas piedras y herramientas a las que fue colocando en su ancha falda cuyo extremo ató a su cintura.
Momentos después las frías aguas recibían el cuerpo de aquella mujer que peleó a favor de los ideales de libertad y de justicia al lado del hombre que siempre soñó en convertir a todo un continente en una sola nación.
Cuando la buscaron en medio de la confusión y del pánico que causaba la peste, todos creyeron que aquella mujer había sido infectada y su muerte era una más de las tantas que ocurrían diariamente.  Además creyeron que su cuerpo había sido sepultado en algún cerro de los que rodeaban la bahía, creencia que, con el paso del tiempo, se fue desvaneciendo al haber fracasado todo intento de ubicar sus restos.

La Huaca, 1° de agosto del 2015.

UNA CORTINA DE AMARILLENTO POLVO LE QUITABA NITIDEZ AL ESCENARIO, DONDE, DE UNA CARRETA, SE DESCARGABAN MALETAS, CAJAS Y ALGUNOS MUEBLES.UNA CORTINA DE AMARILLENTO POLVO LE QUITABA NITIDEZ AL ESCENARIO, DONDE, DE UNA CARRETA, SE DESCARGABAN MALETAS, CAJAS Y ALGUNOS MUEBLES.
VENÍA CANSADA DE TANTO VIAJAR Y AGOBIADA POR LA PENA PRODUCIDA POR LA MUERTE DEL HOMBRE A QUIEN TANTO HABÍA AMADO Y QUE A SU LADO HABÍA COMBATIDO A FAVOR DE LA CAUSA INDEPENDENTISTA AMERICANA.VENÍA CANSADA DE TANTO VIAJAR Y AGOBIADA POR LA PENA PRODUCIDA POR LA MUERTE DEL HOMBRE A QUIEN TANTO HABÍA AMADO Y QUE A SU LADO HABÍA COMBATIDO A FAVOR DE LA CAUSA INDEPENDENTISTA AMERICANA.
A PESAR DE QUE PODÍA JACTARSE DE SU HEROÍSMO PUESTO DE MANIFIESTO AL LADO DE SU AMANTE, UN SOLDADO DE LA LIBERTAD, JAMÁS ENTRÓ EN DETALLES.A PESAR DE QUE PODÍA JACTARSE DE SU HEROÍSMO PUESTO DE MANIFIESTO AL LADO DE SU AMANTE, UN SOLDADO DE LA LIBERTAD, JAMÁS ENTRÓ EN DETALLES.
DE PRONTO SE VIO BORDANDO Y TEJIENDO POR ENCARGO DE FAMILIAS ADINERADAS, Y SUS HERMOSOS TRABAJOS SE EXHIBIERON DENTRO Y FUERA DEL ÁMBITO PORTEÑO.  A  MÁS DE ESTA ACTIVIDAD CONVIRTIÓ SU CASA EN UNA TIENDA DONDE SE OFRECÍA CIGARRILLOS, FÓSFOROS Y OTROS MENESTERES.DE PRONTO SE VIO BORDANDO Y TEJIENDO POR ENCARGO DE FAMILIAS ADINERADAS, Y SUS HERMOSOS TRABAJOS SE EXHIBIERON DENTRO Y FUERA DEL ÁMBITO PORTEÑO. A MÁS DE ESTA ACTIVIDAD CONVIRTIÓ SU CASA EN UNA TIENDA DONDE SE OFRECÍA CIGARRILLOS, FÓSFOROS Y OTROS MENESTERES.
…HASTA QUE EN 1856 SE DESATÓ UNA PESTE QUE DÍA A DÍA IBA DIEZMANDO A LA POBLACIÓN Y DE LA QUE FUERON VÍCTIMAS SUS FIELES SIRVIENTAS.…HASTA QUE EN 1856 SE DESATÓ UNA PESTE QUE DÍA A DÍA IBA DIEZMANDO A LA POBLACIÓN Y DE LA QUE FUERON VÍCTIMAS SUS FIELES SIRVIENTAS.
EL RUIDO DE LAS OLAS LA DESPERTÓ DE SU ENSUEÑO Y FUE EL MOMENTO EN QUE CON ESCONDIDA ENERGÍA SUBIÓ AL MUELLE Y CUIDADOSAMENTE BAJÓ HASTA UN BOTE, LO DESATÓ Y BOGÓ HACIA ALTA MAR.EL RUIDO DE LAS OLAS LA DESPERTÓ DE SU ENSUEÑO Y FUE EL MOMENTO EN QUE CON ESCONDIDA ENERGÍA SUBIÓ AL MUELLE Y CUIDADOSAMENTE BAJÓ HASTA UN BOTE, LO DESATÓ Y BOGÓ HACIA ALTA MAR.

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